Julio Cortázar : Lo fantástico y lo real

bestiarioDurante su infancia, Cortázar leyó a Edgar Allan Poe y otros autores fantásticos, modo caracterizado, como teorizó Tzvetan Todorov, por la aparición en un mundo ordenado de un hecho sobrenatural  que hace dudar al protagonista sobre si lo que ve es una alucinación de los sentidos o algo que ocurre de verdad.  Ahora bien, Cortázar creía que para crear un mundo fantástico no eran necesarios todos los artificios del fantástico tradicional o de la literatura gótica del siglo XIX. Rechazó sus clichés (fantasmas, aparecidos, crujidos) y su dependencia a la lógica (si la máquina fabricada se opone a las leyes naturales, se basa en ellas).  Prefirió no centrarse en el lado oscuro del hombre – no busca el miedo – y, por lo tanto, hay elementos de lo fantástico que nunca aparecen en sus cuentos, como, por ejemplo, las figuras del diablo o del vampiro.

De hecho, Cortázar estaba convencido de que la propia realidad incluye lo irracional y lo extraño y sus lecturas se lo confirmaron: con Alfred Jarry, se dio cuenta de que la realidad no se situaba en las leyes sino en sus excepciones; gracias a Freud accedió a zonas escondidas en la mente humana y con Jules Verne, dudó de la realidad enseñada en la escuela. Además, en la época cuando Cortázar escribe sus cuentos estaba cada vez más difundida la idea de que las palabras no pueden representar los objetos de una manera unívoca y que el pensamiento no es independiente de este lenguaje. En la literatura, estas ideas se traducen por un rechazo del realismo y por un cuestionamiento de las categorías de causa y efecto.  Una de las respuestas de Cortázar ante esta coyuntura consiste en el uso de metáforas cuyo significado no es unívoco ni claro.  Es el propio lector quien tiene que interpretarlas y que, por lo tanto, debe ser muy activo, convertirse en co-autor del texto. Pero Cortázar también se adhirió a la concepción aristotélica de la ficción que pretendió que se prefiriera “lo imposible verosímil” a “lo posible increíble”. La verosimilitud se consigue gracias a una construcción coherente de los hechos y un narrador fidedigno.

casatornadaEl cuento “Casa tomada” (Bestiario 1951) permite ilustrar estas ideas: nos situamos en un ambiente realista y asistimos a los esfuerzos de los protagonistas –una pareja de hermanos- para mantener estable el orden de la casa.  Sin embargo, una presencia extraña –ruidos- irrumpe dentro de este mundo ordenado y permite el pasaje a otro nivel.  Las posibles interpretaciones de qué son los ruidos son múltiples: pueden ser una metáfora de la existencia humana, una alusión a la expulsión de Adán y Eva del edén, a la vida intrauterina, etc.  No hay respuesta unívoca: cada lector debe aceptar el elemento fantástico dentro de su realidad, respondiendo a la pregunta gracias a su propia experiencia personal.  A diferencia con los relatos fantásticos, en los cuentos de Cortázar los protagonistas no demuestran ningún asombro frente al surgimiento del acontecimiento fantástico.  Lo que quiere el autor, es que el lector se asombre (gracias a la instancia intratextual que es el lector implícito) de que el narrador no se asombre.  Por lo tanto, Cortázar juega con el uso y la transgresión de, a la vez, la racionalidad y lo fantástico.

 

Audrey Voets
Novembre 2014

 

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Audrey Voets est étudiante en Langues et littératures française et romane