Cambiar de ojos como de camisa

bremon2

José Fernández Bremón nació en 1839. Fue periodista, colaborador en revistas como La Ilustración Española y Americana o Gente vieja y redactor así como director de La España. Además fue hijo de militar, lo que le permitió seguir el desarrollo de numerosos inventos en este campo, como el submarino o el helicóptero. Se puede creer que este hecho quizás incidió sobre sus escritos de ciencia ficción. Escribió en el momento de esplendor del cuento y de la creación de folletines: en este contexto, en 1879, publicó Un crimen científico y otros cuentos.  

“Un crimen científico”, el primer cuento de esta obra, es un magnífico testimonio de la primera ciencia ficción española. Presenta —como su título da a entender— las extravagancias de un experimento científico hipotético: la trasplantación de ojos. El doctor Ojeda quiere aplicar esta innovación a su propia hija, Aurora, quien ha perdido la vista. Empieza sus pruebas sobre animales como gallinas, cerdos o, en un estado avanzado, un mono. Por eso no es raro ver animales tuertos en los alrededores del castillo en el que vive. Para dar la luz a su hija, estos ojos animales no son eficaces y el doctor Ojeda necesita ojos humanos. Desgraciadamente, nadie se atreve a pasar por el castillo, lugar oscuro y lúgubre sobre el que se cierne el misterio. No es tarea fácil para el doctor Ojeda encontrar a un voluntario. Sin embargo, un día, lo imposible ocurre: Tomás, un campesino adicto al juego, se presenta a la puerta de la inquietante mansión. Ha perdido a las cartas todo lo que había ganado con la venta de la cosecha y, para evitar un nuevo sermón de su esposa Lucía, está dispuesto a hacer una donación a la ciencia. Mientras, en el pueblo todo el mundo se preocupa por su desaparición. Incluso se dice que un esqueleto ha sido encontrado cerca del castillo y que podría ser el del campesino… ¿Acaso el experimento no ha tenido éxito?

bremonEs fácil reconocer, por la presencia de una invención especulativa, que este texto forma parte de la ciencia ficción. Sin embargo, también se relaciona con otros géneros literarios, muy distintos. No es raro que la ciencia ficción se asocie con otros tipos de relatos porque es más bien un modo que un género literario propiamente dicho. Así, en “Un crimen científico” hay elementos del relato policiaco o de la novela gótica, además de pasajes sentimentales o humorísticos.

Fernández Bremón nos hace reír con episodios muy cómicos, como cuando Aurora, la hija del profesor, recupera la vista: lo primero que ve es un mono tuerto, y piensa que es su propio padre. Otros elementos divertidos son los nombres elegidos para los protagonistas: todos corresponden a su personalidad y les dan un carácter lúdico. La mayoría de los nombres tienen que ver con los ojos. Por ejemplo, Ojeda viene de ojear; Aurora está en relación con la luz del principio del día; Lucía deriva de Santa Lucía, una de las patronas de la vista, y Tomás remite a Santo Tomás, el apóstol que no creía en la resurrección de Jesús sin ver pruebas. Además, Antón, uno de los servidores del profesor, que cuida a las bestias tuertas, remite por su parte al patrón de los animales. 

Como otros relatos de Fernández Bremón, autor redescubierto y reeditado por la hispanista Rebeca Martín, “Un crimen científico” nos descubre a un narrador con mucho oficio, curtido en las columnas de la prensa y del folletín, que conoce los resortes de diferentes géneros, y que escribe en medio de aguerridas polémicas científicas, en los años del debate sobre Darwin y de la llamada “segunda polémica de la ciencia en España”.

Florence Léglise
Février 2014

crayongris2Florence Léglise est étudiante en 3e année de Bachelier en Langues et Littératures Modernes